jueves, 18 de agosto de 2016

Era rebelde, hoy revolucionaria

Una revolucionaria pasiva, he decidido trabajar dentro del sistema, e involucrarme. Para hacerme una revolucionaria pasiva tuve que primero aprender, comprender, y luego con todo coraje decidir. Heredé el razonamiento, discernimiento con esas armas trabajamos día a día mi corazón y yo más el batallón que conforma mi cuerpo.

Sé que no hay nada superior a la verdad y la verdad sólo le corresponde a Dios, actuar en verdad momento a momento es duro, es de donde yo he rescatado que la verdad es caminar por la puerta estrecha, aunque no imposible de caminarla. Se puede, pero solamente si nos dejamos guiar por nuestra conciencia y por nuestras oraciones orientadas hacia la Luz momento a momento.

Caminar en verdad puede verse ante los ojos de nuestros hermanos como algo de locos, ridículo ¿cómo se le ocurre hacer semejante cosa o decir semejante cosa? ¿quién lo hace así? ¿cómo puede hablar de verdad si está en falta conmigo?...

En situaciones de dos personas donde se presente algo parecido a un conflicto, uno de los dos tiene que dejarse enseñar, sin molestarse si puede educar, hacerlo, pero sin machar el alma, sin manchar la armonía interior y la paz. 

Mi revolución como verán no es ir con palos, gritos de voz, huelgas de hambre, mi revolución es silenciosa, pero intensa. Se hará más fuerte con el tiempo. He comprendido que es la forma de revolución que perdura en el tiempo y sé que yo me iré, vendrá otro que lo continuará, y luego otro y otro hasta el día que volvamos a ser uno con Dios.

Lo más importante de mi revolución que aunque a veces mi cuerpo se cansa y clama, no se me pasa por la mente tirar la toalla, estoy fortalecida y agradecida, encontré el camino ¡NO! mi camino. Nilda TORRES FIGUEROA.














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